Decora con encanto las zonas de paso de tu hogar

Las zonas de paso son las grandes olvidadas de todas las casas, pero ofrecen muchas posibilidades para crear atmósfera.

Las zonas de paso suelen ser las grandes olvidadas de casi todas las casas. Pero si se aprovechan de manera correcta pueden convertirse en rincones con mucho encanto. Lo primero antes de decorar estos lugares es pensar en qué tipo de atmósfera queremos dar.
Para ello, y sobre todo, lo más importante sin duda es cuidar los detalles. Un jarrón, por ejemplo, siempre es una opción correcta. Desde los clásicos de cerámica o cristal a los más innovadores realizados con metal o maderas como el bambú. También son apuestas seguras candelabros con velas o espejos antiguos ya que se tratan de piezas que endulzan, dan calidez y personalizan las zonas de paso. Las alfombras no sólo tienen por que ser viables en invierno. Son muchas las firmas que han lanzado ya colecciones de sus productos adaptadas a los meses más calurosos del año.
Otro de los puntos claves es trabajar la iluminación. Con ella se puede jugar de tal modo que la sensación de amplitud del espacio puede aumentar. Lo más recomendable es que las zonas de entrada, tipo el recibidor, sea indirecta pero potente. De este modo, se creará una atmósfera acogedora a la vez que permitirá ver cada rincón de la casa. Respecto al pasillo, lo más recomendable es iluminarlo de manera general y abundante aunque sin sombras.
Las paredes también son un elemento a tener en cuenta y "vestirlas" siempre es una buena opción. Así pues el decantarse por un estuco de Marmorino, s.l., que guarde un estilo similar con la decoración que hemos escogido siempre ayudará a crear una atmósfera cálida y acogedora.
Pero si la iluminación, los posibles complementos como los jarrones o espejos, o las alfombras son importantes, qué decir del mueble principal de la zona. La opción del clásico recibidor en cualquier forma o material -mármol, metal, madera- decorado con espejos, cuadros o cualquier otro elemento siempre es una apuesta segura, pero no la única. Actualmente se lleva todo y un buen ejemplo es poner sobre un banco de madera un perchero, un cuadro, unos platos decorativos o cualquier cosa imaginable.
Otra zona de paso por excelencia son las escaleras, y sus paredes siempre son un lugar excelente en el que colocar desde bonitas fotos familiares a pequeñas láminas o cuadros, platitos o espejos de diferentes formas o tamaños. De una u otra manera, eres tú quien eliges... ¡pero sobre todo no dejes olvidados estos valiosos puntos muertos de tu hogar! Con ellos marcarás la diferencia y pondrás en valor tu espacio.

Un punto de alegría en nuestro hogar

Aunque en ocasiones la pintura de nuestras estancias pase desapercibida, hemos de reconocer su enorme importancia para el conjunto de la casa. Elegir un color u otro hará que podamos transformar el tamaño de las habitaciones, o graduar su luminosidad. Las distintas tonalidades ayudarán también a mejorar nuestro estado de ánimo si sabemos cómo y dónde aplicar cada una.

Una vez elegidos los colores que deseamos para cada estancia, es muy importante decidirnos por el tipo de pintura. Si lo hacemos de forma adecuada, conseguiremos que mantenga todas sus propiedades por más tiempo y sacarle, de este modo, el máximo partido.

No todos los espacios de la casa demandan las mismas tonalidades. Existen algunas recomendaciones que se pueden aplicar para conseguir la armonía en nuestro hogar.

En el baño, son aconsejables los tonos azules, verdes o turquesas son muy relajantes, por lo que se recomiendan para esta estancia. También podemos emplear rosas o amarillos porque darán un ambiente muy creativo en contacto con el agua. Se deben evitar los colores oscuros o contrarrestarlos con, por ejemplo, plantas.

Para la cocina, se recomienda la gama de los anaranjados o amarillos, aunque siempre dependerá de la decoración que hayamos elegido para ella puesto que debe concordar con su estilo.

Uno de los lugares que más propuestas admite, es el salón. Por ejemplo, si elegimos el amarillo, le daremos una sensación de bienestar; si por el contrario, nos decantamos por el marrón, la estancia infundirá seguridad. Otra buena elección es el beige, que se adapta bien a todos los ambientes, aunque se recomienda acompañarlo de otros colores más vivos.

El color que elijamos para el dormitorio principal debe ser frío ya que estos ayudan a la relajación para propiciar un buen descanso. El añil puede ser una buena opción, aunque el verde pálido equilibra nuestro ambiente si lo mezclamos con tonos cálidos.

En la habitación infantil, podemos abusar de los tonos pastel y emplear colores más fuertes acompañados de distintos elementos decorativos. Si el niño es aún un bebé, debemos decantarnos por la suavidad del rosa o azul.

La gama cromática cálida resulta bastante acogedora para un recibidor, por eso podemos pintarlo en tono melocotón, dorado o rosa coral. Al ser la primera estancia de la casa, debemos conseguir que irradie energía.

En el momento de elegir el color, también es importante fijarnos en las tendencias decorativas de nuestra vivienda. Si el estilo es rústico, nos decantaremos por tonos cálidos, naturales, con el sabor de lo auténtico: el recuerdo de la tierra, la madera o la hierba. Si, por el contrario, nuestro hogar es más urbano, los colores más fríos y sencillos deben estar presentes en nuestras estancias. Para las casas de estilo romántico, las tonalidades se mueven entre los tonos pastel, suaves, delicados y luminosos. Los colores más divertidos, frescos y vivos aportarán a tu casa un aire más dinámico y juvenil.

No todas las viviendas tienen las mismas características ni son igual de luminosas, por ello la pintura de nuestras paredes y techos ayudará a crear ambientes más habitables y a transformar ópticamente sus dimensiones.

Un pasillo pintado en blanco, ocre o marfil aparenta ser más ancho de lo que realmente es, mientras que los colores oscuros, hacen que lo veamos más pequeño y estrecho. Lo mismo ocurre con los techos, si son demasiado altos y se pintan de colores oscuros, darán la sensación de ser más bajos, por el contrario, si se pintan con colores claros, se conseguirá elevarlos visualmente.

Las habitaciones pequeñas con escasa luz diurna ganan claridad si recurrimos a los tonos claros y cálidos. Si nuestros salones son demasiado cuadrados y queremos alargarlos visualmente, hemos de pintar más oscuras dos de las paredes de cada lado, es decir, que una se encuentre enfrente de la otra, así, obtendremos unos resultados sorprendentes. Los estucos naturales presentan muchas ventajas. Son muy resistentes e impermeables, por lo que los podemos utilizar para cualquier espacio de la casa, incluidos el baño, en la cocina y en algún exterior. Además, su acabado es más brillante y más resistente que el del resto.

Analizar nuestros gustos y nuestras necesidades se convertirá en una tarea obligatoria a la hora de pintar nuestra casa, por eso, si decidimos bien el tipo y los colores de pintura, obtendremos unos resultados altamente gratificantes.

El Estuco adecuado para fachadas de exterior.

El estuco marmorino es muy adecuado para fachadas y exteriores, ya que su composición mineral hace que sea altamente transpirable. El estucado se realiza a dos manos sobre el enfoscado, dejándose el poro abierto para conservar la transpiración del revoco lo que garantiza su durabilidad y progresivo endurecimiento a medida que, con el paso del tiempo, se va mojando y secando.

Esta es la forma en que se estucan las fachadas en el norte de Italia, obteniéndose el efecto de oscurecer el revoco cuando se moja para volver al color original al secarse. Si se desea es posible evitar este efecto con una imprimación hidrofugante.

El uso de mármol muy fino y el modo en el que se van trabajando las sucesivas capas, puliendo con la llana la última de ellas su secado en superficie, de como resultado un acabado muy pulido, extremadamente suave al tacto, con sutiles cambios en la tonalidad del color muy similar a los antiguos estucos pulidos al fuego.

En Marmorino, S.L. utilizamos exclusivamente un material de primera calidad, que combina las fórmulas tradicionales, con la tecnología más moderna, lo que proporciona un acabado sumamente resistente con unas cualidades únicas en cuanto a su conservación y durabilidad.

Es fácilmente lavable no requiere mantenimiento y puede aplicarse en interiores, exteriores y zonas de agua.

El estuco que utilizamos es de tipo marmorino, muy utilizado en la antigua Roma compuesto por cal y polvo de mármol de diferentes grosores según el acabado deseado.

Se trata de un estuco 100% mineral, por lo tanto con una gran capacidad de transpiración. Todas nuestra terminaciones para interior como acabado final se encerando con cera de abeja para protegerlas y se abrillantan.

El estuco es un acabado ecológico y lo que es mas interesante: es completamente ignífugo.

El estuco cumple con todas las normativas que rigen en los organismos de restauración de las mayor parte de los Patrimonios Nacionales del los países de nuestro entorno.

Los pigmentos minerales, como tierras, ocre, sienas, etc… y los óxidos son los más utilizados en nuestras mezclas por su gran compatibilidad con la cal, pudiendo utilizarse también colorantes acrílicos para la obtención de colores determinados.

La base de la mezcla de nuestros morteros, está compuesta por materiales naturales de una altísima calidad, siendo el carbonato cálcico (polvo de mármol) de diversos tamaños de partículas y de densidad su principal componente. Este polvo de mármol procede de las canteras de Verona o Carrara, dependiendo del color base deseado.

Agentes ligantes: la cal apagada (hidróxido de calcio) es el principal agente ligante de nuestra mezcla, con una bajísima proporción de resina sintética (menos de un 5%) que asegura la adherencia en superficies problemáticas, sin que reduzca en absoluto la capacidad de transpiración del producto, y por último una pequeña cantidad de cemento blanco que cumple las funciones de aglomerante e interviene en el proceso de fraguado.